miércoles, 12 de diciembre de 2018

EN UN SUSPIRO... LA VIDA

Hace un par de semanas murió en mis brazos, mi gato Joker. No había dimensionado su rol en mi vida hasta el instante en que exhaló el último suspiro y su corazón se apagó bajo mi mano, que apretando su pecho trataba de reanimarlo. Luego aprendí que ante un poderoso veneno, no vale técnica de resucitación alguna.

Fue hasta la siguiente semana que sentí su ausencia... y pude finalmente desahogarme. Sin embargo, a pesar de todo el llanto, aún siento que queda mucha de esa opresión en el pecho y que tardará un buen tiempo en disiparse.

Joker no fue una mascota, tampoco un hijo que se pretendió reemplazar, tan solo fue mi amigo y más allá de eso, mi maestro. Es por eso que quiero brindar un pequeño homenaje a mi amigo, representado en su mayor lección: vencer el miedo a lo desconocido... aventurarse a explorar, a proponer... atreverse a fracasar, a caer... dejar de medir la vida en respiraciones y empezar a buscar esos momentos que me dejen sin aliento.

Gracias mi negrito, no tendré qué recordarte jamás, porque siempre estarás vivo en cada cosa que haga, en cada aventura que tenga...

JOKER
Noviembre 26 de 2012 - Noviembre 29 de 2018

Joker me enseñó a relajarme, a disfrutar el atardecer.


También aprendí que las personas pueden llegar a ser una buena compañía.






Joker me ayudó a comprender que el mundo es más grande de lo que pensaba, pero a la vez siempre al alcance de la mano... y el espíritu














Por supuesto... que por encima de todo lo que pueda hacer y vivir, lo más importante y mejor de todo, es tener con quién compartirlo... como compartíamos las noches mirando televisión, mientras se acurrucaba entre mis piernas a ronronear y ser feliz...











Y que las personas... bueno, los humanos somos lo que somos, con todo lo que hacemos. Quizá si sigo reconociendo eso, algún día perdone sin mirar atrás a quien me arrebató de las manos, de la forma más cruel, a mi mejor amigo...