En esta época pre electoral (sí, a la mitad justa de un mandato, ya se define como pre electoral), la palabra "corrupción" es tan sobre utilizada, que fácilmente se desdibuja, des contextualiza y pierde validez.
Es por eso que desde hace un tiempo se ha venido planteando en este blog el tema de la corrupción, pero más como un escenario problémico que
parte del Locus Interno y
que por tanto relaciona causas y efectos en la coherencia como individuos de
una sociedad, una invitación a revisar la escala de principios y valores
frente a situaciones como los escándalos de corrupción, siendo tan rimbombantes
los políticos, ya que cada día la sociedad colombiana se ha estado acostumbrando demasiado a un
estado de indignación en redes sociales, esperando soluciones mágicas y en una
zona de confort que nos brinda la "tranquilidad" de la auto
victimización.
Dicho planteamiento se ha basado en la Teoría de la Ventana
Rota, determinando las acciones de mínima (Locus
Interno - coherencia entre discurso y acción del Ciudadano en
este caso) y las acciones de máxima (Locus
Externo - coherencia entre discurso y acción del Estado en
este caso), como elementos esenciales de una propuesta de solución.
El enfoque global por otra parte, ha sido
influenciado en el trabajo de Di Filippo, quien en un asombroso compendio de
teorías éticas y sociales, deriva en una conclusión que condensa de una forma u
otra, lo que en últimas debe ser considerado el postulado principal de una
sociedad, a propósito de la máxima expresión de la misma: El bien general sobre
el interés particular.
Di Filippo concluye así: "Puesto que la libertad es una condición
necesaria para una vida efectivamente humana, su existencia depende de la
efectiva vigencia de los derechos humanos y, ésta a su vez, del cumplimiento y
aceptación de los deberes y responsabilidades humanas de todos los otros de los
cuales depende nuestra libertad"
Lo anterior abre un debate interesante respecto a la responsabilidad del colectivo desde lo individual, correspondiendo con las
Acciones de Mínima y Acciones de Máxima en la solución al flagelo de la
corrupción, a partir de un cambio gradual en la cultura ciudadana, hacia el
mediano y largo plazo en el colectivo nacional.
La clave tanto en la degradación como en la
restitución de una sociedad, radica en la acción cotidiana de los individuos
que la constituyen, basando dichas acciones en la coherencia con el
pensamiento. Esa coherencia individual tiene dos motivaciones esenciales:
el Locus Interno y
el Locus Externo.
El Locus
Interno refiere aquella motivación que surge de la conciencia,
de hacer las cosas que se hacen porque se cree firmemente en ellas y se tiene
certeza de que es lo correcto, lo justo. Por ejemplo la persona que usa el
casco reglamentario cuando conduce una motocicleta y lo hace porque es
consciente que en caso de una caída o accidente, ese casco le puede salvar la
vida. Nadie lo coacciona o amenaza para usarlo, pues su acción nace de su
concepto acerca que usar el casco cuando se conduce una moto, es lo correcto.
Por otra parte, siguiendo el ejemplo inmediatamente
anterior, si esa persona usa el casco ante la alta probabilidad que se
encuentre con un agente de tránsito que le imponga una multa por no usar el
casco, se estaría hablando entonces de una acción basada netamente en una
motivación externa, que en este caso es el temor ante una multa de tránsito. Es
así que cuando se responde a motivaciones o estímulos fuertes provenientes de
agentes externos, se está hablando de acciones regidas por el Locus Externo.
Estos dos conceptos son los que enmarcan la Teoría
de las Ventanas Rotas, un análisis de una serie de experimentos sociales que buscaron
determinar en qué forma se puede afectar positiva o negativamente, un
comportamiento del colectivo al ejercer cambios en el comportamiento
individual, como un detonante pasivo que deriva en una lenta pero segura
explosión social.
Con este marco se pretende ubicar el escenario
nacional que sufre ante la corrupción galopante, cuya fuerza reside en la
continua acumulación de pequeños actos corruptos en la cotidianidad de todos
los individuos, regidos por el Locus
Externo, resumidos en una frase coloquial pero sumamente poderosa
negativamente: "si es ilegal pero nadie lo descubre, entonces es legal hacerlo"...
algo que definitivamente corrompe el Locus
Interno y degrada por consiguiente (como una bola de nieve
rodando por una montaña) el resto del colectivo.
Bibliografía:
Di
Filippo, A. (2008). Ética, Economía y Democracia. (Spanish). Perspectivas Éticas, (20), 7-43. Recuperado
de:
Wilson, J., Kelling, G. (1982) Ventanas rotas. La policía y la seguridad en los barrios. The Atlantic Monthly, Volumen 249, N°3, 29 - 38. Recuperado de: https://bibliotecavirtual.unl.edu.ar/ojs/index.php/DelitoYSociedad/article/viewFile/5471/8184
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